jueves, 27 de noviembre de 2008

Con Leo todo cambia


Por Ander Barroso.-

El Barcelona se presentó en el José Alvalade furioso tras el empatar contra el Getafe. Guardiola salió con todo desde el principió confirmando la importancia del partido para un Barca que no iba a regalar nada, pese a que la clasificación estaba hecha. Así, el equipo blaugrana se exhibió y goleó a un Sporting de Lisboa que bastante hizo marcando dos goles.

Los portugueses no tienen un mal equipo. Paulo Bento cuenta con varios futbolistas interesantes, a destacar Veloso, Moutinho y el goleador Liedson. Sin embargo, enfrente tenían al mejor equipo del momento. Los de Guardiola impusieron su autoridad desde el principio y Lionel Messi volvió a ser el gran líder del equipo. El argentino estuvo genial, fabricó el gol de Henry e hizo otro de ‘pillo’ tras un saque de falta rápido de Alves.

Atraviesa uno de sus mejores momentos individuales y colectivos desde que llegó al primer equipo. La recuperación del Barca ha servido para que su estrella pueda demostrar a todo el mundo lo buen futbolista que es. Messi es el jugador del momento y va camino de serlo también en el futuro.

Cuando está sobre el césped, Leo es la referencia del equipo. Sus compañeros no se lo piensan dos veces cuando tienen que buscarle, porque saben que a poco que le metan un buen balón, el argentino lo convertirá en oro. El centro del campo está bien cubierto, con gente que la toca y hace que el balón llegue bien a arriba, algo que a Messi le viene al pelo.

Puede que llamarle dependencia a todo esto sea demasiado, si tenemos en cuenta que en el Barca hay más estrellas. Lo que si es cierto es que Messi es una pieza imprescindible en el sistema de Guardiola, ya que a pesar de que arriba hay gente con mucha calidad, el talento de Leo es anormal y el Barca no es el mismo con y sin él.

A sus 21 primaveras, el argentino tiene todavía un margen de mejora importante. Y en Argentina se frotan las manos, porque en el Mundial de Sudáfrica la albiceleste tendrá a un Dios en el banquillo, Maradona, y a otro en el césped, Messi. ¡Tiembla, España!

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