martes, 15 de abril de 2008

La última Copa ché

Por Francisco Ortí.-

El Valencia disputará este miércoles ante el Getafe en el Vicente Calderón la final de la Copa del Rey. Ha llovido mucho desde la última vez que los ché se veían en una de estas, concretamente nueve años, cuando lograron alzar la Copa del Rey del 99 tras golear al Atlético de Madrid en el estadio de La Cartuja.

Aquella final está marcada a fuego en la memoria de los valencianistas puesto que marca un antes y un después en la historia de su equipo. Este título ponía un broche de oro a la era Ranieri –en su primer y fructífera etapa- pero también suponía el fin a una larga sequía de títulos y el inicio de un Valencia que viviría sus mejores años de gloria en las temporadas posteriores.

Para llegar a la final de Copa, el Valencia dejó atrás a los grandes del fútbol español. En octavos de final se impuso al Levante, en cuartos fue verdugo del Barcelona, con un Claudio López sin piedad y con un golazo por la escuadra de Mendieta que a punto estuvo de decapitar al barcelonista Sergi. En las semifinales llegó la traca, eliminando al Real Madrid y goleándole por 6-0 en Mestalla. La gran final sería ante el Atlético de Madrid en Sevilla.

El 26 de junio de 1999, el Valencia saltó al estadio de La Cartuja con la siguiente alineación: Cañizares; Angloma, Djukic, Roche, Carboni; Farinós, Milla, Mendieta; Ilie, Vlaovic y Claudio López. Un esquema similar al que utiliza hoy en día Ronald Koeman, pero que funcionaba como una máquina bien engrasada. Los tres centrocampistas, liderados por Mendieta, presionaban sin descanso, y arriba Ilie y Claudio López no tenían piedad.

El encuentro comenzó con igualdad, pero a los 23 minutos Mendieta mandó el balón al área y la inapelable pierna izquierda de Claudio López reventó el balón para adelantar al Valencia en el marcador. La jugada clave de la final, la que aparece en la mente de todos los valencianistas cuando la recuerdan, se produjo apenas diez minutos después del primer gol.

Mendieta, hasta este momento considerado como un jugador promesa, se coronó como estrella con una jugada que entró en los anales de la historia. El murciélago del escudo controló un balón con el pecho de espaldas a la portería, lo mantuvo en el aire con la rodilla y cuando parecía que no le quedaban recursos se inventó un sombrero para marcharse de su marcador y luego batir con la zurda a Molina. Todo ello sin dejar botar el balón. Una obra de arte.

En la segunda mitad, faltando nueve minutos para el final del encuentro llegó la sentencia al más puro estilo del Valencia de Ranieri. El Atlético de Madrid se volcó buscando una imposible remontada y Claudio López, ayudado por su inhumana velocidad, aprovechó los huecos para realizar un contragolpe mortal. La locura de apoderó de La Cartuja. El Valencia era campeón de Copa. La marea taronja celebraba el título y le pedía a Claudio Ranieri que no se marchara. Qué tiempos aquellos…

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