domingo, 16 de diciembre de 2007

El pequeño Al

Por Francisco Ortí.-

El pequeño Al nunca ha sabido lo que significa ser niño. Mientras niños de otras partes del mundo se aburrían con sus abundantes juguetes, Al creció entre la sangre derramada por la guerra civil de Sierra Leona y se vio obligado a madurar de golpe cuando a los cuatro años su padre fue apuñalado en una reyerta.

Esto no era lo peor que el destino tenía preparado para el pequeño Al. Su padre era el líder de una sociedad secreta africana, una de esas que disfrazan sus actos violentos asegurando que los cometen en nombre de la libertad. Según las normas de esta tribu el primogénito varón del anterior jefe debía recoger el testigo como nuevo líder.

Al no quiso seguir los pasos de su padre y decidió fugarse a Guinea con la promesa de que allí encontraría facilidades para escapar hacia Europa. El infortunio volvería a cruzarse en el camino del pequeño Al, que estuvo a punto de ser violado, era el pequeño precio que tenía pagar para volar a Europa.

"Al me contó que lo llevaron a una casa donde quisieron venderlo a dos hombres. Intentaron violarlo, pero él se salió a la calle en ropa interior pidiendo ayuda", comentó un compañero de la actualidad de Al.

El pequeño Al ya no es tan pequeño. Tiene 18 años y se responde al nombre de Alhassan Bangura, jugador del Watford, de la segunda división inglesa. Así es, ese niño que creció en medio de una guerra se convirtió en futbolista profesional, teniendo minutos en una de las ligas más prestigiosas.

Bangura ha construido una vida en Inglaterra. Un ojeador le vio jugar en una plaza y lo fichó para el Watford. Ahora tiene mujer, un hijo y se ha convertido en uno de los ídolos de la afición del Watford. Por una vez la suerte sonreía a Al.

Una vida de cuento. Sin embargo, las leyes inglesas, que no entienden de príncipes ni princesas, pueden escribir un final inesperado para este cuento que habla de superación, sufrimiento y lucha.

El gobierno de Inglaterra se ha negado renovar el permiso de trabajo de Bangura porque es mayor de edad y no tiene contrato profesional. Deberá ser deportado, mandado de vuelta a su Sierra Leona natal. Lógicamente, Bangoura está aterrorizado ante la posibilidad de volver a su país y en especial a una tribu a la que traicionó al fugarse.

La afición del Watford se ha movilizado para recoger firmas con el fin de evitar que Bangura tenga que volver a su país. Bangura no quiere volver a ser el pequeño Al, su vida correría peligro.

Foto: Skysports

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