El goleador insaciable

Por Francisco Ortí.-

El fútbol italiano nos suele dejar jugadores carismáticos que pasan a la historia por detalles que sobrepasan sus gestas deportivas. Así recordamos a Ravanelli y su cabellera plateada, a Pagliuca y su amor por los postes, o, más recientemente, los gruñidos de Gattuso.

Uno de esos italianos con un carisma especial es Filippo Inzaghi. El nombre del delantero ha estado cosido al gol durante toda su carrera, pero ahora, a sus 34 años, lo ha inscrito en la historia y en mayúsculas gracias a sus dos goles ante el Shakhtar Donetsk.

Fueron dos goles normales, dos muescas más en las estadísticas de Inzaghi, pero dos muescas que le han valido para empatar al alemán Gerd Müller como máximo goleador en competiciones europeas.

Inzaghi es un futbolista especial. Mientras el resto de jugadores pululan por gran parte del terreno de juego, Pippo está acostumbrado a respirar en espacios reducidos. Sólo conoce el césped que brota en el interior del área y sólo se preocupa por la portería rival. Las grandes jugadas quedan para Kaká, los grandes pases para Seedorf y Pirlo. Lo suyo es el gol y del resto que se encarguen los demás.

Ningún central puede descansar cuando le tiene enfrente. Pippo es persistente, incansable y, a veces, tramposo –tiene una dilatada afición por los piscinazos-. Le encanta vivir al borde del fuera de juego, lo que desquicia a las defensas rivales.

Es un hombre feo, de movimientos feos y con un toque todavía peor. Feo es su juego y también lo son sus goles. Pero no le importa. Ni a él ni a nadie. Lo importante es que el balón acaba en la red. Pippo se guía por el maquiavélico lema de "el fin justifica los medios". En Milán le recordarán por sus tantos al Liverpool en Atenas que proclamaron al Milan campeón de Europa.

No es el más estético, pero sí el más eficaz. Sus números son su mayor aval. Ha empatado a Gerd Müller como máximo goleador en competiciones europeas, pero seguro que el alemán tendrá poco tiempo para presumir del coliderato estadístico. Inzaghi tiene pólvora para rato.

Foto: Goal.com