jueves, 27 de marzo de 2008

La belleza olvidada de David Villa

Por Francisco Ortí.-

Se dice que el mayor enemigo de la belleza es el tiempo. En parte es verdad, el inexorable paso del tiempo no permite disfrutar eternamente de un tesoro con fecha de caducidad. Pero más feroz todavía es la costumbre, que oculta tras el día a día una virtud todavía existente.

Como un hombre consciente de la belleza de su mujer pero que ya no valora por verla cada día, David Villa es el gran olvidado de la temporada y sólo se recuerda su nombre cuando protagoniza gestas como el golazo que anotó este miércoles en el partido amistoso contra la selección italiana, vigente campeona del mundo.

Las actuaciones de los internacionales sin la Roja de la selección son las que marcan la clasificación de utópicas apuestas sobre qué jugador dará la Eurocopa a España. Así pues, se deposita el sueño de la victoria en las botas de Cesc Fabregas, en los goles con acento inglés de Fernando Torres e incluso en el furtivo Raúl, que no aparece en las listas de Luis Aragonés, pero sí en la de los aficionados y periodistas.

Pero nadie confía en David Villa para conducir a España hasta la cima de Europa. La floja temporada del asturiano, contaminado por la mala situación que atraviesa el Valencia, y el análisis maniqueo al que es sometido su juego –es bueno cuando marca, malo cuando no lo hace- le han relegado a un constante "Villa está desconocido".

Pero Villa no está desconocido. Cierto es que sus cifras goleadoras no son las de otras temporada. Tan sólo suma 15 goles entre todas las competiciones –ya los querrían muchos delanteros en una mala temporada-, pero su lucha y entrega es la misma. Más si cabe puesto que el viento sopla en contra desde levante.

Villa no sólo es gol. También sabe repartir asistencias, como demostró el año pasado firmando estadísticas más propias de un base de baloncesto al estilo Steve Nash. También es la fuerte presión que ejerce para evitar que el rival salga con comodidad y su ansia de victoria.

Frecuentemente, él tampoco se da cuenta de esto. Cuando encadena dos partidos sin marcar su rostro evidencia cierta intensidad. Bien podría repartir tres asistencias, provocar un penalti –si es que se los pitaran-, salvar un gol sobre la línea y rescatar a una familia entera de un incendio, que si esa noche no ha marcado gol se marcharía descontento a casa.

Con su gol ante Italia, un tanto que sólo puede firmar un killer que sólo tenga el gol entre ceja y cierta dosis de locura en la cabeza, Villa se reivindica como uno de los mejores delanteros españoles del momento. Aunque muchos se empeñen en querer darle su siete a otro. Gajes de no vestir de blanco merengue.

lunes, 17 de marzo de 2008

Sin confianza en Koeman

Por Francisco Ortí.-

Si hay un equipo español que aparezca con insistencia en la historia reciente del Valencia ese es el Sevilla. Rafael Benítez ganó en el Sánchez Pizjuan su segunda liga como ché. Juan Soler debutó como presidente ante el Sevilla, del mismo modo que lo hizo este fin de semana Agustín Morera. El Sevilla también fue quien puso fin a la etapa de Quique Flores en el banquillo valencianista y, en la misma temporada, puede haber hecho lo mismo con Ronald Koeman.

Y es que el técnico holandés ha perdido el poco crédito que le quedaba. Sus números al frente del banquillo valencianista son desoladores –tres victorias en 17 jornadas-, pero peor todavía es la imagen que ofrece el equipo. Sin fe, sin alma y, lo que es peor, sin ambición. La confusión impera en Mestalla. Tanto que a la conclusión del partido la afición está tan aletargada que ya no tiene ni fuerzas para protestar.

De hecho, lo único que mantiene a Koeman todavía atado al banquillo ché es la vuelta de las semifinales de la Copa del Rey ante el Barcelona y los 10 millones de euros que costaría destituirle a él y a sus ayudantes José Mari Bakero y Tony Bruins Slot.

Pese a todo, y puesto que es más que obvio que la confianza en Koeman es nula y que ni el propio holandés se ve la próxima temporada en Valencia –sus declaraciones parecen más destinadas a salvar su honor que a motivar al equipo- no veo sentido a que continúe sentándose en el banquillo.

Por supuesto, no se puede cambiar de entrenador poco días antes de un partido tan importante como el del jueves, pero lo más conveniente sería que se pase o no la eliminatoria se cambiara de entrenador. O, al menos, no continuar planificando la temporada siguiente en función de peticiones de Koeman.

Si el Valencia acaba logrando el pasaporte a la final de la Copa del Rey no debería cometer el error de cambiar de idea respecto a Koeman. Si ya se ha perdido la confianza en él no puede cambiar todo por un solo partido. Es más, el holandés debería marcharse con más razón si se logra la clasificación para la final. Sería el partido más importante del año y habría que prepararlo al menos creyendo en lo que se hace.

Si la afición no cree en él, el club y los jugadores tampoco, ni él mismo cree en su proyecto ni en su 4-3-3. ¿Para qué prolongar la relación?